Guerra Carlista sXIX
Historia, campamento Monte Esquinza
Son tres reductos que aprovechan parte de las estructuras existentes realizadas por los carlistas. El reducto Alfonso XII, que envuelve la ermita de San Cristóbal (Cirauqui) y junto al que está situado el campamento principal. El reducto Cáceres (Villatuerta), nombre que recibe en homenaje al batallón que defiende la posición el 3 de febrero, es el punto más adelantada y está construido en el cerro de Mauriáin, donde actualmente existe una gran cruz blanca, denominada Cruz de Santiago. A medio camino entre ambos se construye en el término de Artibeltz el reducto Marqués del Duero (Villatuerta y Lorca), al que primero se le denomina Fajardo, nombre del general que dirige la defensa de Lorca.
Más tarde se decide construir el reducto Princesa de Asturias (Monte hermoso, Villatuerta), que es mucho más reducido que los anteriores, tiene forma de cruz griega y los restos de sus paredes todavía se mantienen en pie.
Estos parajes de Montesquinza tuvieron tanta importancia en la época que incluso les dedicaron una calle en el centro de Madrid. En la imaginación nos queda cómo pudo ser la vida en un Montesquiza habitado por miles de soldados trabajando en grandes obras de ingeniería y estrategia militar, con el suministro de víveres y pan desde los grandes hornos construidos en zona segura como era Oteiza y con un mercado semanal que se organizaba para las tropas dentro de aquel territorio. Toda una ciudad con pabellones de gobernadores y oficiales, almacenes, cocinas, letrinas, enfermerías y blokaus o búnkeres, salpicada por balsas donde tomaban el agua y surcada por rutas de carretas hacia el sur en busca de material bélico, de construcción, valijas y cartas. Hoy la zona se reduce a campos de cultivo y un monte bajo repleto de encinas y algunos robles tan crecidos que cuesta creer que en aquel enclave formado entre los cuatro reductos, hace menos de 150 años, no quedó ni un solo árbol por la necesidad de leña para la dura vida de los combatientes.